El país holográfico

Teódulo López Meléndez Caracas está aquí. Uno la puede percibir en todos sus sonidos y olores. Es falso que haya dejado de existir. Uno puede ver las bolsas de basura amontonadas y oír el incesante corneteo de los ciudadanos por cualquier nimiedad, apresurados como van a no se sabe dónde, haciendo uso de su cornetas porque una anciana esté cruzando la calle. Para no tener dudas uno mira hacia el norte y allí está la montaña mágica, el Ávila, aunque sus colores no coincidan con la hora, tal como nos tiene habituados. Todo está en orden, la ciudad está aquí. Uno cruza hasta el supermercado y la escasez es brutal y la inflación un inmenso mamut. Los portugueses de la panadería se las arreglan para hacer el producto, aunque sepa a todo menos a harina de trigo. ¿Quién ha osado decir que la ciudad ya no está? Baste comprobar los motociclistas exigiendo paso y atropellando, abusivos y sin ley. Baste salir un poco o conversar con los conocidos para enterarse de los úl...