La transición más difícil de nuestra historia




Teódulo López Meléndez

He estado pensando en las inmensas dificultades que nos esperan, de manera especial con el nuevo gobierno democrático que se deberá instalar en enero de 2013, y llegado a la conclusión de que la situación será tan compleja, dificultosa y desafiante que no se puede dejar el destino sólo en manos de aquellos que los encuestadores colocan en sus preguntas. Es por ello, para acentuar el carácter pedagógico de mis propuestas y dar un mayor alcance a las mismas, que he sostenido en las redes sociales que debo ser considerado precandidato a la presidencia de la república.

Las encuestas reflejan que el régimen es vulnerable, pero es el candidato “ninguno de los anteriores” el que mayor votación obtiene, mostrado de manera fehaciente que el país quiere un outsider, una cara nueva para sustituir a Chávez en la presidencia. Aparte de esta tendencia irrefutable es menester advertirles a mis compatriotas que esto no es un juego de niños ni lo será, que aquí no se trata simplemente de ir de manera alegre a elegir un aspirante en unas primarias, ganar las elecciones y luego tomar posesión del gobierno. En primer lugar hay que ganar, en segundo lugar ver si se entrega el poder o si se hará necesario apelar a un cobro compulsivo y, en tercer lugar, enfrentar la realidad que sospechamos tétrica en cuanto la situación del Estado y específicamente en cuanto a las finanzas públicas.

Ya he manifestado algunas ideas de gobierno en torno a educación, política económica internacional y reformulación del Estado, pero, para iniciar esta conversación con mis conciudadanos, me permito hacerme varias preguntas, tales como si se permitirá el establecimiento de comisiones de enlace o si se procederá a un saqueo como se hizo en la entrega de las gobernaciones y alcaldías que perdieron. Luego, auditar, conocer el verdadero estado de la Hacienda Pública puede convertirse en un laberinto. Recuerdo que cuando Luis Herrera Campins tomó posesión de la presidencia, a pesar de entregarle el poder otro gobierno democrático, se tardó varios meses en medir el alcance de la situación económica para luego concluir que recibía un país hipotecado. Pueden imaginarse cómo será la situación dramática que implica recibir el poder de este gobierno.

He dicho que podemos encontrar tal inexistencia de recursos que no haya para pagar a los empleados públicos o para cubrir otros gastos ordinarios. El nuevo gobierno va a ser sometido a exigencias sociales mayúsculas, estará en la obligación de crear empleo y de correr al salvamento en materia de salud y seguridad, al mismo tiempo que deberá reducir el gasto público, evitar la caída de la moneda y enfrentar la inflación. Una situación de alto conflicto. He dicho que, aparte de un Ministro de Cordiplán y otro de Finanzas, se deberá proceder a nombrar una Comisión Económica Asesora de la Presidencia con los mejores talentos disponibles para enfrentar los retos puntuales a los que la anomalía de recibir un gobierno de 14 años de duración nos someterá. Los economistas pondrán las respuestas a la emergencia, pero la decisión final es la del político, esto es, de quien ejerza la primera magistratura. Se requerirá un pragmatismo a toda prueba para sortear el desafío, pero también una voluntad muy recia. El único proyecto económico posible de intentar ahora, desconociendo la realidad y arriesgándonos a encontrar cifras falsas, es el de prepararnos para el schock, estabilizar los indicadores macroeconómicos, devolver la confianza, restituir la seguridad jurídica y proceder como un buen padre de familia. Una vez logrados estos objetivos, podrá el nuevo gobierno desarrollar su propia política económica que he dicho debe abandonar el paradigma del crecimiento para sustituirlo por el de desarrollo humano, por el de desarrollo sustentable.

Antes de entrar en la segunda fase, que tendrá la inmediatez que los tiempos requieran, será necesario enfrentar serios problemas de gobernabilidad provenientes de la estructura misma del Estado y de una frondosa legislación heredada. Es decir, en el mismo primer año será necesario llamar a una Asamblea Constituyente para la cual tengo varias ideas. La primera es establecer la elección del vicepresidente con la del presidente: no podemos seguir en esta variación continua y caprichosa de nombres. Luego, hay que restituir el Senado. De joven me inclinaba por el parlamento unicameral, pero la experiencia me indica que es necesario un equilibrio que serviría, además, de refuerzo invalorable a la descentralización. Los métodos para hacer respetar la representación proporcional de las minorías están todos inventados.
Otra cosa que es cierta es que la división político-territorial de la república no responde a ningún criterio de desarrollo y menos a hechos históricos relevantes. Antes de entrar en un conflicto con los estados prefiero instituir mecanismos compensatorios, tales como la creación de cinco Consejos Regionales de Desarrollo (Centro, Oriente, Andes, Llanos, Centrooccidente y posiblemente un sexto específico para el Zulia) integrado por los gobernadores y alcaldes. Igualmente creo necesario eliminar los Consejos Legislativos Estadales y su sustitución por una Asamblea de Alcaldes que cumpliría las funciones hoy atribuidas a esos entes, tales como la aprobación del presupuesto, el control político, la aprobación de leyes locales y todas aquellas que las constituciones regionales establecen. Nadie mejor que los alcaldes para pelear por una distribución presupuestaria equitativa que haría bajar el poder al ente local. Esas reformas tienen que incluirse en el texto constitucional, aparte de que deberá procederse de inmediato a liberar los poderes actualmente secuestrados y con cuya permanencia será muy difícil el ejercicio del gobierno. Así como con un conjunto de leyes que deberán ser revisadas cuidadosamente.

Al fin y al cabo una Constituyente será independiente y estas y otras propuestas deberán balancearse con absoluta independencia de criterio. Lo importante es atenazar la posibilidad de gobernar real y efectivamente y para ello hay que tener claro que nos enfrentaremos a la situación más conflictiva y difícil imaginable. Aún así, ya he expuesto en las redes sociales mis planteamientos sobre educación, política económica internacional y política militar las que seguiré explayando desde ahora en adelante en mis artículos. Abordaré, por supuesto, el tema de la inseguridad, del desempleo, de la salud y de mi concepción general de país, como cada asunto en concreto.

No ha sido fácil llegar a poner mi nombre en este torneo indeterminado. He dicho que no tengo ni recursos ni medios para enfrentarla, pero si 70 mil voluntarios responden afirmativamente inscribiré mi nombre en las primarias que se realizarán a finales de este año o a comienzo del próximo. De lo contrario, al menos quedarán las más de las 50 propuestas que formularé al país y que pasarán a ser de todos los hombres y mujeres que encuentren en ellas factibilidad y sueño.

teodulolopezm@yahoo.com

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