Teódulo López Meléndez
Comedia
(Antología poética mínima)
Comedia
(Antología poética mínima)
Con un ensayo introductorio de Ennio Jiménez Emán
DESNUDO PRODIGIO: LA POESIA DE TEODULO LOPEZ MELENDEZ
Difícil es abordar y presentar en forma explicativa la poesía. Sabemos que ella se encarga de explicarse por sí misma. El exégeta o ensayista sólo puede, si acaso, pretender una aproximación, un roce, proveniente de una lectura personal de los textos de un autor, máxime si se trata de una obra como la del poeta venezolano Teódulo López Meléndez (Barquisimeto, 1945), culta, compleja, hermética. Hay que señalar que la cultura y complejidad expresiva de nuestro autor no se manifiestan en una escritura meramente conceptual, ideológica o retórica sin sustancia e imposible de penetrar. Detrás de sus textos, a veces oscuros, se suele percibir la vida, se transparenta la humanidad del poeta, se capta al hombre de carne y hueso y no esa neutra impersonalidad tan característica de la poesía de nuestro tiempo.
El poema breve, en prosa o en verso, con excepción de su primer libro, es la forma expresiva preferida por el poeta para captar y presentar visiones, emociones, sensaciones, ideas, esenciales. La escritura creativa explicativa y de largo aliento la deja el autor para su obra literaria en prosa, constituida, fundamentalmente, por textos narrativos y últimamente concretada en cuatro ambiciosas novela[TLM1] s Selinunte (1997), El efímero paso de la eternidad (1998), La forma del mundo 2001) y El indeterminado de cabeza de bronce (2004) plenas de significativos hallazgos escriturales. Dichas instancias sensoriales, emotivas, intuitivas, visionarias, se cristalizan, pues, en los poemas, a través del despliegue de un conjunto de imágenes que a la vez dan cuenta precisa de la aventura existencial del sujeto poético. Sustentada en destellos y refulgencias imaginísticas, esta es una poesía que no apunta a la simple inteligencia del lector, sino, más bien, como es el caso de quien la escribe, a su capacidad imaginativa, sensible, emocional. Igualmente, poesía melódica, visual, colorística: todos estos atributos dan cuerpo a textos vivaces, bien acabados, armoniosos, lejos del formulismo meramente abstracto y conceptual, trivial o facilista que está presente, muchas veces, en la forma breve escrita en nuestro país, producto de simples elucubraciones intelectuales, sin base anímica y vivencial profundas. Su poesía aúna y resuelve la imagen y la emoción con la idea, lo plástico con lo discursivo.
Lejos de pensar en una probable deshumanización o descarnalización del poema dado su registro breve, precisamos que, más bien, se trata de captar lo esencial en el verbo expresando a través de éste una honda valoración y examen de lo humano y su existencia en relación con el tiempo, el erotismo, el lenguaje, la soledad, la muerte, temas eternos que el poeta, como diría el crítico español Pablo del Barco refiriéndose a los textos de Joao Cabral de Melo Neto, asume con " la precisión del desnudo lenguaje, cortado a pico, tan puro que es capaz de completar la frase con ausencias sin perder facultad definidora".
En algunos poemas en prosa, a través de la alquimia verbal el sujeto narrativo registra atmósferas y espacios enrarecidos, apuntando sus orígenes geológicos o planetarios, inventariando el presente, auscultando el pasado o presagiando el futuro. La exploración de este mundo particular, en el que a ratos se percibe la impronta biográfica, implica igualmente la exploración de la raíz del lenguaje. El discurso verbal se repliega, se hace introspectivo y se pone al servicio de un buceo en la interioridad.
En otros textos el sujeto narrativo elabora una pequeña cosmogonía verbal. En ella, los folios cubren los cuatro puntos cardinales de un planeta recién creado por dicho sujeto (o demiurgo verbal) y se funden con la textura del cosmos, que a su vez se convierte en escritura. En algunos, a partir de la nada (la página en blanco) da vida, pues, a un microuniverso poético.
Para López Meléndez, como para otros poetas modernos en esta rica tradición de las modulaciones cósmicas y existenciales en el verbo: Claudel: El libro de Cristóbal Colón; Valéry: El cementerio marino; Perse: Mares; Quasimodo: Agua y tierra; Reverdy: La libertad de los mares; Pessoa: Oda marítima; Ashbery: Ríos y montañas, Derek Walcott: El mar es historia, para citar solo algunos nombres, el mundo puede suceder, acaecer, en la página. Así, López Meléndez está igualmente formulando una incipiente y particular reflexión sobre la poesía y el poema. En efecto, aparte de constatar como sustancia básica del libro la presencia y concurrencia de los períodos de la naturaleza a través de instancias geográficas elementales, percibimos al sujeto empeñado en construir un ámbito verbal (el poema) donde protegerse o guarecerse. El sujeto funda así su identidad con la naturaleza a través del microuniverso linguístico, explorando la raíz misma que ese lenguaje le suministra y le sugiere.
En realidad, pensamos que el gran logro compositivo de estos textos poéticos de López Meléndez, descansa evidentemente en su musicalidad y en el eco que los mismos dejan en nuestra psique, memoria e imaginación, gracias a su ritmo y movimiento. Esto, como pensaba Eliot, es una de las características básicas de la poesía moderna que, alejada de la poesía rimada tradicional, tiende, gracias a esa musicalidad, a ser memorizada inconscientemente, musicalidad que, incluso, a nivel de escritura puede anteceder y dar origen a las ideas o a las imágenes. El criterio sobre la musicalidad manejado por López Meléndez, puede analogarse un tanto con el que Eliot poseía de la misma: "la sensación de la sílaba y del ritmo que penetra mucho más abajo de los niveles conscientes de pensamiento y sensación, dando vigor a cada término; hundiéndose hasta lo más primitivo y olvidado, retornando a los orígenes y trayendo algo de vuelta".
En sus últimos libros el lenguaje se torna cerrado, casi críptico; por tal razón, quizás sea difícil percibir su poesía directamente y de una sola lectura. La clave final de la misma parece estar a medio camino, como dice el crítico José María Valverde, al hacer una lectura de cierta poesía oscura, entre lo "mágico" y lo "comunicativo", de ahí su hermetismo, el cual se nos revela o aclara, retomando a Valverde "por una suerte de intuición simultánea de toda su atmósfera, sin parar mientes en la conexión lógica de cada frase y al papel racional de cada objeto y nombre".
Este proceso de desciframiento y despojamiento interior, de disolución del yo, se presenta a través de un lenguaje -alquimia verbal- construido por fragmentos aparentemente inconexos que reconstruyen una imagen desdibujada, pero esencial; un lenguaje que se torna hermético; el poeta juega con la paradoja, con lo interior y lo exterior, con la dualidad entre lo abstracto y lo concreto, el sujeto y el objeto, sustentados en una escritura de versos cortados e inconclusos, de notaciones crispadas - abiertas a las tendencias adivinatorias del alma -, donde, a través del espejeo imaginístico y metafórico, el sentido se hace impreciso oscureciendo el significado del texto.
¿Qué queda, pues, al sujeto poético en este despojamiento ascético e iniciático?: lenguaje desnudo, la mente despejada, abierta a la fijeza del instante; vislumbre del conocimiento, encuentro con el ser.
Los libros finales que pueden leerse como un solo poema fragmentado en varias estancias anímicas, es un tributo a una suerte de cábala personal, donde palpamos al sujeto lírico extraviado ante una barrera misteriosa que le impide trascender más allá de ciertos límites. Y aquí pareciera que la poesía de López Meléndez está cerrando cierto círculo que arranca con sus primeros poemas y donde ya planteaba, entre otras cosas, la situación del yo extraviado en el laberinto del lenguaje.
El yermo psíquico del poeta en este libro describe el combate de una tragicididad ontológica que se lleva a cabo en su interior: la arena es la psique del poeta enfrentada a su obra, alejado de todo racionalismo, abierto al chisporroteo y sucesión de las imágenes. En el ensimismamiento de la mente, está, sin embargo, plegado a la conformación de una voz individual, intentando, simultáneamente, una liberación y una aniquilación del yo. El yo opulento y sensual de sus textos anteriores parece explorar aquí una nueva y extraña tierra donde, en una suerte de estado ascético, se encuentra extraviado ante “la muralla del último farol”.
El dilema de la identidad y la otredad asaltan continuamente al yo lírico deparándole una situación de extrañeza. El yo sólo trasciende por medio del lenguaje y sólo por las palabras se arma el rompecabezas existencial. Las palabras brindan un ligero sosiego. Por la alquimia verbal accedemos a una iluminación de nosotros mismos, de la otredad, del erotismo.
Ennio Jiménez Emán*
* Licenciado en Letras de la Universidad Central de Venezuela. Ensayista.
De Los folios del engaño (1979)
MI HIJO Y EL MAR
1
Sobre las arenas recién descubiertas quedaron vasijas. Dentro de ellas un líquido espeso. Allí puede mirarse pagando con un creciente escozor de los ojos. El humo de cada vasija únese en un solo humo, el líquido de cada vasija es el pie común de todos los humos. Es una crineja de un solo humo tejida hacia arriba que sujeta el planeta a los tiempos de la combustión y los espasmos.
2
He sido señalado como el originador de las cópulas sólo por haber ensartado folios borroneados con mis manos inexpertas.
3
Ahora vengo a las playas como veraneante y traigo conmigo a Roberto para explicarle el surco que tracé arrastrándome y tratar de describirle la crineja de humo. El me mira apenas un momento y luego me deja para jugar con la arena mojada de mar. Yo miro su pie y sonrío.
ES PEQUEÑO ESTE CUARTO
1
No tengo interés alguno en vigilar mis años. La columna tengo arqueada de buscar el sueño. Hago ejercicios y escupo flema manchada de resinas. Exhalo cada mañana ante los vecinos que se despiertan y se van.
2
No consigo la manera de deshacerme en los finitos límites. Mucho me temo que la condena será larga. Es pequeño este cuarto. Nadie puede acusarme de exagerar la magnitud de mi presencia.
De Mestas (1986)
VIENTOS
1
En el silencio, pequeño monstruo saltamontes de esta campiña anegada, estoy con la palabra viento. Oscuros los sentidos del exilio y altana la memoria, niño con los verdes gusanos, fermentado con las vides jugosas. Huelo a hombre que el viento esparce.
2
De humillación, los días. Sé a humo negro de carne de río y de agua de fuente. Vulnerables los cielos oscuros portan consigo dientes y uñas. Se quiebran las luces y repito al caletre los nombres. Alzo los perros a pastorear los vientos. Sin un grito se queman.
3
Los olores presiento sustituyendo la lluvia. En las costas de la tierra lejana se encabrita el agua. Misteriosos animales marchan en los ojos con que envuelvo mis pies. Cuento en respuesta las estrías en las nubes. Escribo una carta donde la palabra viento seca.
UN SILBIDO DE SILUETA
1
Rastros serpenteantes las sombrillas sobre los gritos donde se aboveda el viento. La sierpe es solitaria en la carne arenosa. Metido estoy debajo de los techos grises levantados por el hundimiento de las costas y por mis viajes al silicio empegostado al tórax de las olas.
2
Las cortinas se remueven con vagidos amoldados a las formas en los vientos del inicio. El ruido, quebranto. Oh, tormenta, escape, te miro desde el retiro de las algas y desde las formas propicias que avanzan al acantilado.
3
Las barbas crecen cobrizas de las máscaras que las nubes asumen y un dictado se abre en los frascos de colores de los viajeros de las aguas. Los leños se hacen morisquetas a los caminos de la cera y a la ringle de párpados hinchados. En la piel de la frente de las hojas juega con el viento un tallo.
4
Busco la aquiescencia cuando los dados fríos resbalan la pendiente. La sal se condensa en el cuero de licor de convento y se ensarta cual hilo sosteniendo los bordes de los belfos. Oh, horizontal ondulación, hiende el aire un silbido de silueta que se inclina cual gaviota.
VISPERA
1
Oficio, palmas secas y rugido cercano. Hierbajos con sombra de mareas, busco piedras. Brillor, en las escaramuzas del cuerpo. Desnudo, el gran libro en las rodillas, leo para el vuelo del coco hasta el miedo limítrofe.
2
Barahúnda, tonsura. Descifro incrustaciones de mi cuerpo esquelético. Encuentro cosas perdidas. Es noche, memoria que me guía. Me pregunto si sumergirme ha sido cosa vana.
3
Mi medida será la suave brisa. Pasaré páginas tantas como hisopos al murmullo. Me mojaré tanto como las rocas de las aves nocturnas. Laceraré mientras la luna. No hay presagios, apenas sílabas con tallos.
De Mesticia (1996)
MARIPOSA MUERTA
Ha comenzado:
una mariposa muerta
la aurora.
RITORNO
La palabra
regresó en tu lengua
y se me clavó en el paladar
con la fuerza de un ancla
MEDUSA 13
La paz se hizo profunda,
de alta mar
Supe que estaba listo
para beberme tu sexo
y los secretos
ELLA ME BESÓ SOBRE EL AZUL
Ella me besó
sobre el azul
y las serpentinas se regaron
cera derretida
Un ciervo se alzó
majestuoso
y el cielo se hizo rosado
como un tañer de tierra alborotada
Ella me besó
sobre el azul
y un caballo al centro del espacio
se encabritó
como mi alma
De Mester (1997)
LA GUITARRA SE DESTIÑE
1
En las calles de su cuello la materia primera. Escasa saliva en mi ojo el agua de la amante.
2
Croan los batracios en las manos de los brujos, muertos.
3
A cincel la anemia corroe los cabrestantes de los ganglios. Los bandoneones, apenas, al dolor del oráculo.
4
Avento la piel oscurecida en frazada sobre el río. Destemplo la osamenta, mendiga. De mis cicatrices escarnio la guitarra se destiñe.
ME QUEDA UN VIAJE A MATAR UN PAJARO
1
Un breve murmullo en el aire sin ruido en la calle ignorada, estampida de algas en un mar sin agua, trampas en las hojas marrones, escobas que pasan.
2
Me queda un viaje a matar un pájaro, en lluvia de ranas, las arterias con furia en las garras hasta la última trampa. El olvido y oscuro sin lápida y llagas.
De Logogrifo (1999)
DESDE EL OTRO LADO
Sin peso
los escalones
de lapislázuli
y los hierros imantados
hacen de la muerte
conocimiento de lo humano
La tragedia de este día oscuro
ha venido desde fuera
desde el otro lado
DESDE LA MUERTE
Desde la muerte
la mirada cambia
una palabra
LOGOGRIFO
Indagad en la palabra,
y descubrireis mi enigma
De La muralla del último farol(1999)
EN LA INTIMIDAD DE LOS RESTOS
Se trata de los átomos
en estampida
sin pez que los embarre a este viento
de desierto escurridizo y relincho
de dejarlos
laderas circos collados
estribos nudos ventisqueros
a la soledad de los buitres
en la intimidad de los restos
de esta voz
desde no sé donde
ME INCLINO A CREER
Suelta de alforja
se me avisa la polvareda
en el largor. Han visto
- se me anuncia - la muralla con los ojos de otros.
Hablan de una danza en cada torreón de largos
seres blancos
Me inclino a creer
VISION
Algunos dátiles apuntan al suelo
como los senos de la pasada mujer seca
sombra de día sin comenzar
y el farol adivinado mortecino
en aquel punto
bajo mi manto de curtientes
DE SERENIDAD QUE ESPANTA
Escribo
los signos
por mí colocados
en ese farol
de serenidad que espanta
De El silencio anterior (2000)
HORNO
Barro en triple pared
y ceniza en capa
aovado dentro
se quema en tabaco
el universo
CARBONES
Los carbones
recogidos en la mañana
sin anuncio de tormenta
ardieron una huida
RESULTADO
El resultado es
en el cual enloquecen las palomas
ALBEDO
Sobre esta página en blanco
debajo de los fuegos
la ebriedad reservada a la certeza
Poesía y amor ya he tenido
piedad
debajo de mi nombre ilegible
LA QUIETUD PERPLEJA DEL OLVIDO
En el combés
los vestigios
zaheridos de salitre
al unísono
saben el fondo,
la quietud perpleja del olvido
ÁNCORA
Retenido por orden de los peces
los sextantes enloquecen
las híbridas voces de los seres acuáticos
sobre el áncora
SOBRE MI PIEL POR ARRIBAR
Pulpa blanca en los entrecejos
de los roquedos
la mujer perdida cabeza sobre mi pecho
arde sobre mi piel por arribar
ENTENDER EL FINAL
Entiendo el final sobre tierra
como un esparcir
en la muerte de la tormenta
el resto desovado
POSIBILIDAD
Tal vez sobre la soledad
la crin del caballo en retroceso
cuando de noche invento el fuego y leo
y puedo evaporar para impedir las huellas
cerca de mi mano pase
y acierte en el final
a asirme de una cerda
EL PELIGRO DE PERDERME
Desisto en coordenadas
de fracasos en ojo de molusco
e insomne al de un lagarto
el peligro de perderme
NEGRAL
Si al hablar
ebrio
yazgo inmutable
despanzurrar pretendo
el leopardo
en este negral desconcertante
HABITUADO COMO ESTOY
Si abriese
no podría partir
habituado como estoy
digo el silencio
con el esfuerzo de quien borra
LA DEMUDEZ IRREFLEXIBLE
Aún cuando conozco
sin mí no existirían,
yo sin ellos,
lanzo adventicios pájaros
a navegar la demudez
irreflexible de la noche
CON FIN PARIDO EN LA NEGRURA
No diviso
arena ni mujer desnuda
masturbándose
con fin parido en la negrura
ES DIFÍCIL ADMITIR EL EXTRAVÍO
Sea de muecas
del hurgar debajo el puente
la cortedad de mi lengua extranjera
de ninguna dirección reconocida
Es difícil admitir el extravío
cuando a ninguna parte iba
MI NOMBRE
Mi nombre me ha llamado
en griego
de intentos y no más
así igual
en los sonidos al mundo
MIS APELLIDOS
De lo desértico
anunciados del silencio anterior
apenas sobre la noche caliente
LA ÚNICA PRISIÓN QUE CRECE
Las palabras no clarean
Son ellas la oscuridad,
la única prisión que crece
BIOGRAFÍA
Y busqué quien me curara
más acá de lo nombrado
De La edad de siempre (2001)
DETRÁS EN MÍ
Detrás en mí
hosco se clava
dicho en la membrana
Al inicio
desnuda a los espacios helados
lo que queda de mí
y luego calla
RONDA
En la ronda
empozada en mi memoria
traduzco al azar
de entre lo que se me aposenta
MADUREZ
En la bóveda del silencio
abierta
bajo el giróstato
se desanda
Atisbo
el instante deviene
hilillo de grava
de esta madurez perpleja
LA PERPETUIDAD DEL DESORDEN
Observador del marasmo
me volteo
al cuarto sin ventanas
Agita mi mano
la perpetuidad del desorden
intraducible a pánico
CUERVO NEGRO
No hay donde protegerse
del unísono
grueso cuervo negro
extraído del pecho
EN SENTIDO OPUESTO
Plantearse el tiempo
es cortar el vacío
de los bordes
en sentido opuesto
nosotros recogemos
del universo que se expande
EL INSTANTE
Mientras avanzamos
el instante
absorbe un fluido mordaz
por la palabra
en el diluirse
CABALGADURA
Para inferir
un azote sobre las ancas
del carbón apagado
resoplo
sobre el ojo extinto
LOS ANILLOS DE LA INCERTIDUMBRE
En el corte del correaje
la cola de briznas
concedida al aspaviento
se marcha
a corretear gozosa los anillos
de la incertidumbre
DONDE EL SILENCIO ES LA MATERIA
El borde del origen
en la marea
busca el opuesto
Las preguntas
donde el silencio
es la materia
ILÍMITES
Creen un lugar distante
de silencio y vacío
Es sólo
sin detrás ni adelante
en el cual
jamás se comienza
ni jamás se termina
Una sola cosa son
lo que permite llegar
y lo que llega
LA EDAD DE SIEMPRE
Nadie ha vivido
más que la joven muerte
La esfera tiene su edad
increada y sin tiempo
sin comienzo ni fin
De La herida más cercana (2002)
DESAPODERAMIENTO
La herida
a medida de retorno
y volvemos a primero
sin cicatriz que la recuerde
sin escozor de costra
DECOLORACIÓN
Los colores se hacen uno,
citado gris a mis efectos
el asunto llamar se pierde
Significantes y significados
se deslíen
en un lejano
de desprendidos
DE LAS APARIENCIAS
De las apariencias
se desaparece
pues
menos que el humo
de pensar
más allá de ellas
LA IMPERCEPTIBLE ESFERA
Sin persistencia
las proporciones
a lo inmarcesible
el vasto océano vacío
respira del silencio
la imperceptible esfera
del origen
RECUERDOS
Sin la violencia del alud
se descosen
ingrávidos
a formar parte
del reposo
TRANSPARENCIA
Alejado
se puede ver
del agua de un riachuelo
sólo su murmullo
Raras las visitas
no hay imágenes
a identificar
La gota danza
en la transparencia
DE LAS SEMILLAS
Ahora que las aves duermen
en la profundidad de la noche
se meten en la habitación
y debemos recurrirlas
Podríamos explorar
de las semillas
MEDITACIÓN
Las aves obedecen
el mandato
de rondar mansas
sobre el parteluz
Cavilo y escribo
sobre la ciega
limitación de la vida
CIRCULAR
Sin polvo levantado
sube la cuesta
en el camino que rodea
la montaña y baja
hasta que decide circular
sin afanarse
MULTIPLICIDAD
En círculo se anda
a encontrar
las diferencias
Hay pues muchos mundos:
basta entregarles los ojos
y dejarlos
EN UNA SILLA DE MIMBRE
Capaz
de los primeros estallidos
acompasados en mi memoria
de animal colectivo
véoslos fulgurar
del enfriamiento
y de la población
de árboles rojos
que se secan
y traslucen minerales
de los huesos enderezados
amparando
Asisto
sentado en una silla de mimbre
colocada de espaldas
en una estratégica colina
LUGAR EN NINGUNA PARTE
Ya sé
y puedo atestar:
opto por el lugar en ninguna parte
sólo conocido por los peritos
en desconcertarse
LA HERIDA MÁS CERCANA
Hoy me ha dado
por arreglar cosas:
retiro un viejo cordón inservible
saco de la pared unos clavos oxidados
tapo unos huecos con cemento blanco
recojo en un instante
todo
desde el inicio
y dudo en irme
pues podría suceder
y la herida más cercana la he dejado
en el fulgor
De La forma del ensayo (2002-2003)
PLACENTA
Después de las erupciones
subyace
la inercia de lo invariable
en la placenta
DEFINICIÓN
Definimos muerte
como estación
desde donde
para no ir
del equipaje
único idioma
ella misma
EUFONÍA
Suena
en el movimiento
de la expansión
en eufonía
al pronunciarnos
por la mudez
LAVATORIO
Imploro algo que contar
y en la biblioteca
sólo encuentro la intimación
de la memoria invertida
Ahora se los digo:
frenéticamente borro
LA ÚLTIMA PALABRA
Finjo
para acercarme
y dar respuesta a la pregunta:
el vasto silencio
siempre tuvo la palabra
TODO
En cualquier instante
puede suceder
el olvido
Debemos prepararnos
para saberlo todo
A TODO EFECTO
El conjunto se llama fin
a todo efecto
acopio
sobre último
SOBRE EL INCENDIO
Las palabras
se hunden en el sentido
del lenguaje original
de los peces
que asumen el bajío,
las rutas transitables e intraducibles
de los signos
y los caracteres
en la piel de los ejes,
la desarticulación
y los ojos ciegos
penetrados por la sal
de una explosión en reverso,
lo humano
en las primeras gotas
que cayeron sobre el incendio
APORTE
No vivimos
ante mirada alguna,
sólo hablamos
SUSTITUCIÓN
Efímera
hacia la inteligencia
de los grandes números
la evolución ha terminado
y la sustitución es inefable
DUDA
Ahora que tomo
la vieja senda sobre la arena
en el regreso
desde la condición amenazada
tildo, lo he dicho,
sobre decir lo inevitable
¿Lo debo desamparar
incluso la palabra remembranza?
LA QUIEBRA DE LA MUERTE
La quiebra de la muerte
será consonante
de mi raza intervenida
me acompaño
una ucronía
ÍNDICE
Desnudo prodigio: la poesía de Teódulo López Meléndez,
por Ennio Jiménez Emán
De Los Folios del engaño:
Mi hijo y el mar
Es pequeño este cuarto
De Mestas:
Vientos
Un silbido de silueta
Víspera
De Mesticia:
Mariposa muerta
Ritorno
Medusa 13
Ella me besó sobre el azul
De Mester:
La guitarra se destiñe
Me queda un viaje a matar un pájaro
De Logogrifo:
Desde el otro lado
Desde la muerte
Logogrifo
De La muralla del último farol:
En la intimidad de los restos
Me inclino a creer
Visión
De serenidad que espanta
De El silencio anterior:
Horno
Carbones
Resultado
Albedo
La quietud perpleja del olvido
Áncora
Sobre mi piel por arribar
Entender el final
Posibilidad
El peligro de perderme
Negral
Habituado como estoy
La demudez irreflexible
De La edad de siempre:
Detrás en mí
Ronda
Madurez
La perpetuidad del desorden
Cuervo negro
En sentido opuesto
El instante
Cabalgadura
Los anillos de la incertidumbre
Donde el silencio es la materia
Ilímites
La edad de siempre
De La herida más cercana:
Desapoderamiento
Decoloración
De las apariencias
La imperceptible esfera
Recuerdos
Transparencia
De las semillas
Meditación
Circular
Multiplicidad
En una silla de mimbre
Lugar en ninguna parte
La herida más cercana
De La forma del ensayo:
Placenta
Definición
Eufonía
Lavatorio
La última palabra
Todo
A todo efecto
Sobre el incendio
Aporte
Sustitución
Duda
La quiebra de la muerte
[TLM1]
DESNUDO PRODIGIO: LA POESIA DE TEODULO LOPEZ MELENDEZ
Difícil es abordar y presentar en forma explicativa la poesía. Sabemos que ella se encarga de explicarse por sí misma. El exégeta o ensayista sólo puede, si acaso, pretender una aproximación, un roce, proveniente de una lectura personal de los textos de un autor, máxime si se trata de una obra como la del poeta venezolano Teódulo López Meléndez (Barquisimeto, 1945), culta, compleja, hermética. Hay que señalar que la cultura y complejidad expresiva de nuestro autor no se manifiestan en una escritura meramente conceptual, ideológica o retórica sin sustancia e imposible de penetrar. Detrás de sus textos, a veces oscuros, se suele percibir la vida, se transparenta la humanidad del poeta, se capta al hombre de carne y hueso y no esa neutra impersonalidad tan característica de la poesía de nuestro tiempo.
El poema breve, en prosa o en verso, con excepción de su primer libro, es la forma expresiva preferida por el poeta para captar y presentar visiones, emociones, sensaciones, ideas, esenciales. La escritura creativa explicativa y de largo aliento la deja el autor para su obra literaria en prosa, constituida, fundamentalmente, por textos narrativos y últimamente concretada en cuatro ambiciosas novela[TLM1] s Selinunte (1997), El efímero paso de la eternidad (1998), La forma del mundo 2001) y El indeterminado de cabeza de bronce (2004) plenas de significativos hallazgos escriturales. Dichas instancias sensoriales, emotivas, intuitivas, visionarias, se cristalizan, pues, en los poemas, a través del despliegue de un conjunto de imágenes que a la vez dan cuenta precisa de la aventura existencial del sujeto poético. Sustentada en destellos y refulgencias imaginísticas, esta es una poesía que no apunta a la simple inteligencia del lector, sino, más bien, como es el caso de quien la escribe, a su capacidad imaginativa, sensible, emocional. Igualmente, poesía melódica, visual, colorística: todos estos atributos dan cuerpo a textos vivaces, bien acabados, armoniosos, lejos del formulismo meramente abstracto y conceptual, trivial o facilista que está presente, muchas veces, en la forma breve escrita en nuestro país, producto de simples elucubraciones intelectuales, sin base anímica y vivencial profundas. Su poesía aúna y resuelve la imagen y la emoción con la idea, lo plástico con lo discursivo.
Lejos de pensar en una probable deshumanización o descarnalización del poema dado su registro breve, precisamos que, más bien, se trata de captar lo esencial en el verbo expresando a través de éste una honda valoración y examen de lo humano y su existencia en relación con el tiempo, el erotismo, el lenguaje, la soledad, la muerte, temas eternos que el poeta, como diría el crítico español Pablo del Barco refiriéndose a los textos de Joao Cabral de Melo Neto, asume con " la precisión del desnudo lenguaje, cortado a pico, tan puro que es capaz de completar la frase con ausencias sin perder facultad definidora".
En algunos poemas en prosa, a través de la alquimia verbal el sujeto narrativo registra atmósferas y espacios enrarecidos, apuntando sus orígenes geológicos o planetarios, inventariando el presente, auscultando el pasado o presagiando el futuro. La exploración de este mundo particular, en el que a ratos se percibe la impronta biográfica, implica igualmente la exploración de la raíz del lenguaje. El discurso verbal se repliega, se hace introspectivo y se pone al servicio de un buceo en la interioridad.
En otros textos el sujeto narrativo elabora una pequeña cosmogonía verbal. En ella, los folios cubren los cuatro puntos cardinales de un planeta recién creado por dicho sujeto (o demiurgo verbal) y se funden con la textura del cosmos, que a su vez se convierte en escritura. En algunos, a partir de la nada (la página en blanco) da vida, pues, a un microuniverso poético.
Para López Meléndez, como para otros poetas modernos en esta rica tradición de las modulaciones cósmicas y existenciales en el verbo: Claudel: El libro de Cristóbal Colón; Valéry: El cementerio marino; Perse: Mares; Quasimodo: Agua y tierra; Reverdy: La libertad de los mares; Pessoa: Oda marítima; Ashbery: Ríos y montañas, Derek Walcott: El mar es historia, para citar solo algunos nombres, el mundo puede suceder, acaecer, en la página. Así, López Meléndez está igualmente formulando una incipiente y particular reflexión sobre la poesía y el poema. En efecto, aparte de constatar como sustancia básica del libro la presencia y concurrencia de los períodos de la naturaleza a través de instancias geográficas elementales, percibimos al sujeto empeñado en construir un ámbito verbal (el poema) donde protegerse o guarecerse. El sujeto funda así su identidad con la naturaleza a través del microuniverso linguístico, explorando la raíz misma que ese lenguaje le suministra y le sugiere.
En realidad, pensamos que el gran logro compositivo de estos textos poéticos de López Meléndez, descansa evidentemente en su musicalidad y en el eco que los mismos dejan en nuestra psique, memoria e imaginación, gracias a su ritmo y movimiento. Esto, como pensaba Eliot, es una de las características básicas de la poesía moderna que, alejada de la poesía rimada tradicional, tiende, gracias a esa musicalidad, a ser memorizada inconscientemente, musicalidad que, incluso, a nivel de escritura puede anteceder y dar origen a las ideas o a las imágenes. El criterio sobre la musicalidad manejado por López Meléndez, puede analogarse un tanto con el que Eliot poseía de la misma: "la sensación de la sílaba y del ritmo que penetra mucho más abajo de los niveles conscientes de pensamiento y sensación, dando vigor a cada término; hundiéndose hasta lo más primitivo y olvidado, retornando a los orígenes y trayendo algo de vuelta".
En sus últimos libros el lenguaje se torna cerrado, casi críptico; por tal razón, quizás sea difícil percibir su poesía directamente y de una sola lectura. La clave final de la misma parece estar a medio camino, como dice el crítico José María Valverde, al hacer una lectura de cierta poesía oscura, entre lo "mágico" y lo "comunicativo", de ahí su hermetismo, el cual se nos revela o aclara, retomando a Valverde "por una suerte de intuición simultánea de toda su atmósfera, sin parar mientes en la conexión lógica de cada frase y al papel racional de cada objeto y nombre".
Este proceso de desciframiento y despojamiento interior, de disolución del yo, se presenta a través de un lenguaje -alquimia verbal- construido por fragmentos aparentemente inconexos que reconstruyen una imagen desdibujada, pero esencial; un lenguaje que se torna hermético; el poeta juega con la paradoja, con lo interior y lo exterior, con la dualidad entre lo abstracto y lo concreto, el sujeto y el objeto, sustentados en una escritura de versos cortados e inconclusos, de notaciones crispadas - abiertas a las tendencias adivinatorias del alma -, donde, a través del espejeo imaginístico y metafórico, el sentido se hace impreciso oscureciendo el significado del texto.
¿Qué queda, pues, al sujeto poético en este despojamiento ascético e iniciático?: lenguaje desnudo, la mente despejada, abierta a la fijeza del instante; vislumbre del conocimiento, encuentro con el ser.
Los libros finales que pueden leerse como un solo poema fragmentado en varias estancias anímicas, es un tributo a una suerte de cábala personal, donde palpamos al sujeto lírico extraviado ante una barrera misteriosa que le impide trascender más allá de ciertos límites. Y aquí pareciera que la poesía de López Meléndez está cerrando cierto círculo que arranca con sus primeros poemas y donde ya planteaba, entre otras cosas, la situación del yo extraviado en el laberinto del lenguaje.
El yermo psíquico del poeta en este libro describe el combate de una tragicididad ontológica que se lleva a cabo en su interior: la arena es la psique del poeta enfrentada a su obra, alejado de todo racionalismo, abierto al chisporroteo y sucesión de las imágenes. En el ensimismamiento de la mente, está, sin embargo, plegado a la conformación de una voz individual, intentando, simultáneamente, una liberación y una aniquilación del yo. El yo opulento y sensual de sus textos anteriores parece explorar aquí una nueva y extraña tierra donde, en una suerte de estado ascético, se encuentra extraviado ante “la muralla del último farol”.
El dilema de la identidad y la otredad asaltan continuamente al yo lírico deparándole una situación de extrañeza. El yo sólo trasciende por medio del lenguaje y sólo por las palabras se arma el rompecabezas existencial. Las palabras brindan un ligero sosiego. Por la alquimia verbal accedemos a una iluminación de nosotros mismos, de la otredad, del erotismo.
Ennio Jiménez Emán*
* Licenciado en Letras de la Universidad Central de Venezuela. Ensayista.
De Los folios del engaño (1979)
MI HIJO Y EL MAR
1
Sobre las arenas recién descubiertas quedaron vasijas. Dentro de ellas un líquido espeso. Allí puede mirarse pagando con un creciente escozor de los ojos. El humo de cada vasija únese en un solo humo, el líquido de cada vasija es el pie común de todos los humos. Es una crineja de un solo humo tejida hacia arriba que sujeta el planeta a los tiempos de la combustión y los espasmos.
2
He sido señalado como el originador de las cópulas sólo por haber ensartado folios borroneados con mis manos inexpertas.
3
Ahora vengo a las playas como veraneante y traigo conmigo a Roberto para explicarle el surco que tracé arrastrándome y tratar de describirle la crineja de humo. El me mira apenas un momento y luego me deja para jugar con la arena mojada de mar. Yo miro su pie y sonrío.
ES PEQUEÑO ESTE CUARTO
1
No tengo interés alguno en vigilar mis años. La columna tengo arqueada de buscar el sueño. Hago ejercicios y escupo flema manchada de resinas. Exhalo cada mañana ante los vecinos que se despiertan y se van.
2
No consigo la manera de deshacerme en los finitos límites. Mucho me temo que la condena será larga. Es pequeño este cuarto. Nadie puede acusarme de exagerar la magnitud de mi presencia.
De Mestas (1986)
VIENTOS
1
En el silencio, pequeño monstruo saltamontes de esta campiña anegada, estoy con la palabra viento. Oscuros los sentidos del exilio y altana la memoria, niño con los verdes gusanos, fermentado con las vides jugosas. Huelo a hombre que el viento esparce.
2
De humillación, los días. Sé a humo negro de carne de río y de agua de fuente. Vulnerables los cielos oscuros portan consigo dientes y uñas. Se quiebran las luces y repito al caletre los nombres. Alzo los perros a pastorear los vientos. Sin un grito se queman.
3
Los olores presiento sustituyendo la lluvia. En las costas de la tierra lejana se encabrita el agua. Misteriosos animales marchan en los ojos con que envuelvo mis pies. Cuento en respuesta las estrías en las nubes. Escribo una carta donde la palabra viento seca.
UN SILBIDO DE SILUETA
1
Rastros serpenteantes las sombrillas sobre los gritos donde se aboveda el viento. La sierpe es solitaria en la carne arenosa. Metido estoy debajo de los techos grises levantados por el hundimiento de las costas y por mis viajes al silicio empegostado al tórax de las olas.
2
Las cortinas se remueven con vagidos amoldados a las formas en los vientos del inicio. El ruido, quebranto. Oh, tormenta, escape, te miro desde el retiro de las algas y desde las formas propicias que avanzan al acantilado.
3
Las barbas crecen cobrizas de las máscaras que las nubes asumen y un dictado se abre en los frascos de colores de los viajeros de las aguas. Los leños se hacen morisquetas a los caminos de la cera y a la ringle de párpados hinchados. En la piel de la frente de las hojas juega con el viento un tallo.
4
Busco la aquiescencia cuando los dados fríos resbalan la pendiente. La sal se condensa en el cuero de licor de convento y se ensarta cual hilo sosteniendo los bordes de los belfos. Oh, horizontal ondulación, hiende el aire un silbido de silueta que se inclina cual gaviota.
VISPERA
1
Oficio, palmas secas y rugido cercano. Hierbajos con sombra de mareas, busco piedras. Brillor, en las escaramuzas del cuerpo. Desnudo, el gran libro en las rodillas, leo para el vuelo del coco hasta el miedo limítrofe.
2
Barahúnda, tonsura. Descifro incrustaciones de mi cuerpo esquelético. Encuentro cosas perdidas. Es noche, memoria que me guía. Me pregunto si sumergirme ha sido cosa vana.
3
Mi medida será la suave brisa. Pasaré páginas tantas como hisopos al murmullo. Me mojaré tanto como las rocas de las aves nocturnas. Laceraré mientras la luna. No hay presagios, apenas sílabas con tallos.
De Mesticia (1996)
MARIPOSA MUERTA
Ha comenzado:
una mariposa muerta
la aurora.
RITORNO
La palabra
regresó en tu lengua
y se me clavó en el paladar
con la fuerza de un ancla
MEDUSA 13
La paz se hizo profunda,
de alta mar
Supe que estaba listo
para beberme tu sexo
y los secretos
ELLA ME BESÓ SOBRE EL AZUL
Ella me besó
sobre el azul
y las serpentinas se regaron
cera derretida
Un ciervo se alzó
majestuoso
y el cielo se hizo rosado
como un tañer de tierra alborotada
Ella me besó
sobre el azul
y un caballo al centro del espacio
se encabritó
como mi alma
De Mester (1997)
LA GUITARRA SE DESTIÑE
1
En las calles de su cuello la materia primera. Escasa saliva en mi ojo el agua de la amante.
2
Croan los batracios en las manos de los brujos, muertos.
3
A cincel la anemia corroe los cabrestantes de los ganglios. Los bandoneones, apenas, al dolor del oráculo.
4
Avento la piel oscurecida en frazada sobre el río. Destemplo la osamenta, mendiga. De mis cicatrices escarnio la guitarra se destiñe.
ME QUEDA UN VIAJE A MATAR UN PAJARO
1
Un breve murmullo en el aire sin ruido en la calle ignorada, estampida de algas en un mar sin agua, trampas en las hojas marrones, escobas que pasan.
2
Me queda un viaje a matar un pájaro, en lluvia de ranas, las arterias con furia en las garras hasta la última trampa. El olvido y oscuro sin lápida y llagas.
De Logogrifo (1999)
DESDE EL OTRO LADO
Sin peso
los escalones
de lapislázuli
y los hierros imantados
hacen de la muerte
conocimiento de lo humano
La tragedia de este día oscuro
ha venido desde fuera
desde el otro lado
DESDE LA MUERTE
Desde la muerte
la mirada cambia
una palabra
LOGOGRIFO
Indagad en la palabra,
y descubrireis mi enigma
De La muralla del último farol(1999)
EN LA INTIMIDAD DE LOS RESTOS
Se trata de los átomos
en estampida
sin pez que los embarre a este viento
de desierto escurridizo y relincho
de dejarlos
laderas circos collados
estribos nudos ventisqueros
a la soledad de los buitres
en la intimidad de los restos
de esta voz
desde no sé donde
ME INCLINO A CREER
Suelta de alforja
se me avisa la polvareda
en el largor. Han visto
- se me anuncia - la muralla con los ojos de otros.
Hablan de una danza en cada torreón de largos
seres blancos
Me inclino a creer
VISION
Algunos dátiles apuntan al suelo
como los senos de la pasada mujer seca
sombra de día sin comenzar
y el farol adivinado mortecino
en aquel punto
bajo mi manto de curtientes
DE SERENIDAD QUE ESPANTA
Escribo
los signos
por mí colocados
en ese farol
de serenidad que espanta
De El silencio anterior (2000)
HORNO
Barro en triple pared
y ceniza en capa
aovado dentro
se quema en tabaco
el universo
CARBONES
Los carbones
recogidos en la mañana
sin anuncio de tormenta
ardieron una huida
RESULTADO
El resultado es
en el cual enloquecen las palomas
ALBEDO
Sobre esta página en blanco
debajo de los fuegos
la ebriedad reservada a la certeza
Poesía y amor ya he tenido
piedad
debajo de mi nombre ilegible
LA QUIETUD PERPLEJA DEL OLVIDO
En el combés
los vestigios
zaheridos de salitre
al unísono
saben el fondo,
la quietud perpleja del olvido
ÁNCORA
Retenido por orden de los peces
los sextantes enloquecen
las híbridas voces de los seres acuáticos
sobre el áncora
SOBRE MI PIEL POR ARRIBAR
Pulpa blanca en los entrecejos
de los roquedos
la mujer perdida cabeza sobre mi pecho
arde sobre mi piel por arribar
ENTENDER EL FINAL
Entiendo el final sobre tierra
como un esparcir
en la muerte de la tormenta
el resto desovado
POSIBILIDAD
Tal vez sobre la soledad
la crin del caballo en retroceso
cuando de noche invento el fuego y leo
y puedo evaporar para impedir las huellas
cerca de mi mano pase
y acierte en el final
a asirme de una cerda
EL PELIGRO DE PERDERME
Desisto en coordenadas
de fracasos en ojo de molusco
e insomne al de un lagarto
el peligro de perderme
NEGRAL
Si al hablar
ebrio
yazgo inmutable
despanzurrar pretendo
el leopardo
en este negral desconcertante
HABITUADO COMO ESTOY
Si abriese
no podría partir
habituado como estoy
digo el silencio
con el esfuerzo de quien borra
LA DEMUDEZ IRREFLEXIBLE
Aún cuando conozco
sin mí no existirían,
yo sin ellos,
lanzo adventicios pájaros
a navegar la demudez
irreflexible de la noche
CON FIN PARIDO EN LA NEGRURA
No diviso
arena ni mujer desnuda
masturbándose
con fin parido en la negrura
ES DIFÍCIL ADMITIR EL EXTRAVÍO
Sea de muecas
del hurgar debajo el puente
la cortedad de mi lengua extranjera
de ninguna dirección reconocida
Es difícil admitir el extravío
cuando a ninguna parte iba
MI NOMBRE
Mi nombre me ha llamado
en griego
de intentos y no más
así igual
en los sonidos al mundo
MIS APELLIDOS
De lo desértico
anunciados del silencio anterior
apenas sobre la noche caliente
LA ÚNICA PRISIÓN QUE CRECE
Las palabras no clarean
Son ellas la oscuridad,
la única prisión que crece
BIOGRAFÍA
Y busqué quien me curara
más acá de lo nombrado
De La edad de siempre (2001)
DETRÁS EN MÍ
Detrás en mí
hosco se clava
dicho en la membrana
Al inicio
desnuda a los espacios helados
lo que queda de mí
y luego calla
RONDA
En la ronda
empozada en mi memoria
traduzco al azar
de entre lo que se me aposenta
MADUREZ
En la bóveda del silencio
abierta
bajo el giróstato
se desanda
Atisbo
el instante deviene
hilillo de grava
de esta madurez perpleja
LA PERPETUIDAD DEL DESORDEN
Observador del marasmo
me volteo
al cuarto sin ventanas
Agita mi mano
la perpetuidad del desorden
intraducible a pánico
CUERVO NEGRO
No hay donde protegerse
del unísono
grueso cuervo negro
extraído del pecho
EN SENTIDO OPUESTO
Plantearse el tiempo
es cortar el vacío
de los bordes
en sentido opuesto
nosotros recogemos
del universo que se expande
EL INSTANTE
Mientras avanzamos
el instante
absorbe un fluido mordaz
por la palabra
en el diluirse
CABALGADURA
Para inferir
un azote sobre las ancas
del carbón apagado
resoplo
sobre el ojo extinto
LOS ANILLOS DE LA INCERTIDUMBRE
En el corte del correaje
la cola de briznas
concedida al aspaviento
se marcha
a corretear gozosa los anillos
de la incertidumbre
DONDE EL SILENCIO ES LA MATERIA
El borde del origen
en la marea
busca el opuesto
Las preguntas
donde el silencio
es la materia
ILÍMITES
Creen un lugar distante
de silencio y vacío
Es sólo
sin detrás ni adelante
en el cual
jamás se comienza
ni jamás se termina
Una sola cosa son
lo que permite llegar
y lo que llega
LA EDAD DE SIEMPRE
Nadie ha vivido
más que la joven muerte
La esfera tiene su edad
increada y sin tiempo
sin comienzo ni fin
De La herida más cercana (2002)
DESAPODERAMIENTO
La herida
a medida de retorno
y volvemos a primero
sin cicatriz que la recuerde
sin escozor de costra
DECOLORACIÓN
Los colores se hacen uno,
citado gris a mis efectos
el asunto llamar se pierde
Significantes y significados
se deslíen
en un lejano
de desprendidos
DE LAS APARIENCIAS
De las apariencias
se desaparece
pues
menos que el humo
de pensar
más allá de ellas
LA IMPERCEPTIBLE ESFERA
Sin persistencia
las proporciones
a lo inmarcesible
el vasto océano vacío
respira del silencio
la imperceptible esfera
del origen
RECUERDOS
Sin la violencia del alud
se descosen
ingrávidos
a formar parte
del reposo
TRANSPARENCIA
Alejado
se puede ver
del agua de un riachuelo
sólo su murmullo
Raras las visitas
no hay imágenes
a identificar
La gota danza
en la transparencia
DE LAS SEMILLAS
Ahora que las aves duermen
en la profundidad de la noche
se meten en la habitación
y debemos recurrirlas
Podríamos explorar
de las semillas
MEDITACIÓN
Las aves obedecen
el mandato
de rondar mansas
sobre el parteluz
Cavilo y escribo
sobre la ciega
limitación de la vida
CIRCULAR
Sin polvo levantado
sube la cuesta
en el camino que rodea
la montaña y baja
hasta que decide circular
sin afanarse
MULTIPLICIDAD
En círculo se anda
a encontrar
las diferencias
Hay pues muchos mundos:
basta entregarles los ojos
y dejarlos
EN UNA SILLA DE MIMBRE
Capaz
de los primeros estallidos
acompasados en mi memoria
de animal colectivo
véoslos fulgurar
del enfriamiento
y de la población
de árboles rojos
que se secan
y traslucen minerales
de los huesos enderezados
amparando
Asisto
sentado en una silla de mimbre
colocada de espaldas
en una estratégica colina
LUGAR EN NINGUNA PARTE
Ya sé
y puedo atestar:
opto por el lugar en ninguna parte
sólo conocido por los peritos
en desconcertarse
LA HERIDA MÁS CERCANA
Hoy me ha dado
por arreglar cosas:
retiro un viejo cordón inservible
saco de la pared unos clavos oxidados
tapo unos huecos con cemento blanco
recojo en un instante
todo
desde el inicio
y dudo en irme
pues podría suceder
y la herida más cercana la he dejado
en el fulgor
De La forma del ensayo (2002-2003)
PLACENTA
Después de las erupciones
subyace
la inercia de lo invariable
en la placenta
DEFINICIÓN
Definimos muerte
como estación
desde donde
para no ir
del equipaje
único idioma
ella misma
EUFONÍA
Suena
en el movimiento
de la expansión
en eufonía
al pronunciarnos
por la mudez
LAVATORIO
Imploro algo que contar
y en la biblioteca
sólo encuentro la intimación
de la memoria invertida
Ahora se los digo:
frenéticamente borro
LA ÚLTIMA PALABRA
Finjo
para acercarme
y dar respuesta a la pregunta:
el vasto silencio
siempre tuvo la palabra
TODO
En cualquier instante
puede suceder
el olvido
Debemos prepararnos
para saberlo todo
A TODO EFECTO
El conjunto se llama fin
a todo efecto
acopio
sobre último
SOBRE EL INCENDIO
Las palabras
se hunden en el sentido
del lenguaje original
de los peces
que asumen el bajío,
las rutas transitables e intraducibles
de los signos
y los caracteres
en la piel de los ejes,
la desarticulación
y los ojos ciegos
penetrados por la sal
de una explosión en reverso,
lo humano
en las primeras gotas
que cayeron sobre el incendio
APORTE
No vivimos
ante mirada alguna,
sólo hablamos
SUSTITUCIÓN
Efímera
hacia la inteligencia
de los grandes números
la evolución ha terminado
y la sustitución es inefable
DUDA
Ahora que tomo
la vieja senda sobre la arena
en el regreso
desde la condición amenazada
tildo, lo he dicho,
sobre decir lo inevitable
¿Lo debo desamparar
incluso la palabra remembranza?
LA QUIEBRA DE LA MUERTE
La quiebra de la muerte
será consonante
de mi raza intervenida
me acompaño
una ucronía
ÍNDICE
Desnudo prodigio: la poesía de Teódulo López Meléndez,
por Ennio Jiménez Emán
De Los Folios del engaño:
Mi hijo y el mar
Es pequeño este cuarto
De Mestas:
Vientos
Un silbido de silueta
Víspera
De Mesticia:
Mariposa muerta
Ritorno
Medusa 13
Ella me besó sobre el azul
De Mester:
La guitarra se destiñe
Me queda un viaje a matar un pájaro
De Logogrifo:
Desde el otro lado
Desde la muerte
Logogrifo
De La muralla del último farol:
En la intimidad de los restos
Me inclino a creer
Visión
De serenidad que espanta
De El silencio anterior:
Horno
Carbones
Resultado
Albedo
La quietud perpleja del olvido
Áncora
Sobre mi piel por arribar
Entender el final
Posibilidad
El peligro de perderme
Negral
Habituado como estoy
La demudez irreflexible
De La edad de siempre:
Detrás en mí
Ronda
Madurez
La perpetuidad del desorden
Cuervo negro
En sentido opuesto
El instante
Cabalgadura
Los anillos de la incertidumbre
Donde el silencio es la materia
Ilímites
La edad de siempre
De La herida más cercana:
Desapoderamiento
Decoloración
De las apariencias
La imperceptible esfera
Recuerdos
Transparencia
De las semillas
Meditación
Circular
Multiplicidad
En una silla de mimbre
Lugar en ninguna parte
La herida más cercana
De La forma del ensayo:
Placenta
Definición
Eufonía
Lavatorio
La última palabra
Todo
A todo efecto
Sobre el incendio
Aporte
Sustitución
Duda
La quiebra de la muerte
[TLM1]
Foi com satisfa�o que li a entrevista com o Te�dulo L�pez Mel�ndez feita pela Revista "La avispa" sobre seus poemas em "Viaje en la Comedia", de Mar del Plata, a cr�tica de Luis Ben�tez sobre a primeira novela do escritor (Selinunte) e as notas de Marisol Marrero e Jorge Alejandro Lagos Nilsson acerca do livro "La Forma del Mundo". Tudo o que estes especialistas em literatura disseram sobre as obras do autor s� vem refor�ar ainda mais a minha admira�o poe ele.
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