El lenguaje contra los entuertos de la historia

Teódulo López Meléndez Cuando ya lo que se dice carece absolutamente de importancia se ha llegado al extremo de la barbarie, al hombre primitivo, al mantenimiento de los lazos sociales basados exclusivamente en la alimentación, en la satisfacción de las necesidades primarias y elementales, como los pueblos de la edad de piedra. Cuando se llega a estos extremos el pensamiento no pasa sino por la sobrevivencia, por los rasgos elementales, se pierde toda conexión racional, prevalece el instinto, desaparece toda posibilidad de estructuración de conceptos. Ya no cabe, siquiera, la queja ante la falta de imaginación. Pretender imaginación está resultando absurdo. La capacidad de imaginar está perdida porque el interior lo que recoge del exterior es basura. No se puede imaginar porque ya no se piensa. Muchos países siguen siendo un conjunto, pero uno que carece de ideas. No me refiero a sesudos trabajos de pensamiento que conformen un cuerpo. Ya ni siquiera logramos imagi...