Teódulo López Meléndez
Durante los últimos años he cumplido a cabalidad lo
que consideré -y considero- una tarea obligatoria para con el propio país. No
me he detenido en las incomprensiones. Numerosos libros, audios y videos he
hecho para dejar sentada mi opinión, bajo el criterio de que las ideas se
caracterizan por ser de lento avance.
He conceptualizado sobre una democracia del siglo XXI,
he señalado los vicios a superar, he marcado las falencias de la representación
y he formulado un diseño de país, al igual que un corpus de propuestas concretas sobre la realidad nacional.
Llegué a anunciar una precandidatura presidencial,
manifesté las razones por las cuales me negaba a ir a las primarias convocadas
por la MUD y, en medio de esta enfermedad llamada polarización, dejé ir la idea
de aspirar al único cargo de elección popular que me interesa.
La política es el supremo sacerdocio de servicio. Mis
ideas, todas las cuales ratifico ahora, están expresadas en “Proyecto país”, “Lo propongo”, “Incisiones
para una democracia del siglo XXI” y “La
tercera opción”, entre otras.
He hablado a largo sobre la degeneración de las
campañas electorales, he señalado como la que vivimos se iba convirtiendo en el
mejor ejemplo de ese aserto, he llamado a estadios superiores y a no ver con
mirada simplista la realidad venezolana sino con pensamiento complejo.
He combatido los radicalismos y extremismos y
manifestado sin tapujos mis discrepancias, inclusive con varios muchos de los
anuncios programáticos hechos por la oposición.
Y así, hoy, debo anunciar que votaré por Capriles. Lo
hago a pesar de las reservas. Apoyando a Capriles hay alguna gente con la que
no se puede compartir una visión de país, pero la realidad política admite que
primero se hace el viaje y se mantiene limpia el alma. Algo al respecto le dijo
Virgilio a Dante mientras le mostraba las gradaciones del infierno.
Ya del gobierno de Chávez no se puede esperar más. He
hablado constantemente de algunos principios correctos enlodados por la manipulación.
Toca el uso de esparadrapo y jabón. Aprovechemos que los marginados de siempre
fueron despertados y que una nueva cultura política se sembró en el alma
popular. El gobierno de Chávez se agotó a sí mismo y esta denominada “campaña
electoral” sólo ha mostrado ese agotamiento. Ya este gobierno no puede dar nada
más, a no ser lo que está mostrando: ejercicio de violencia y guerra sucia.
A pesar de todas mis consideraciones expuestas sobre
la presente coyuntura atiendo a la realpolitik
e iré a votar el 7 de octubre, no sin recordar lo que siempre he dicho: sin
desconocer la importancia del hecho el futuro de este país se decidirá realmente
en fechas posteriores, en la marcha de unos acontecimientos para los cuales se
requerirá serenidad, sentido de país y mirada profunda. No caigo en la
polarización y mantengo mi idea de que cualquiera sea el resultado de las
presidenciales hay q ir a la conformación de una “tercera opción”, por las
docenas de razones que he expuesto y que no es menester repetir en la brevedad
de esta declaración, pero de las cuales sólo me permito recordar la muerte de
las ideologías y el agotamiento de los partidos venezolanos.
Prefiero estar en la oposición al gobierno de Capriles,
si ese fuere el caso de conciencia. Votaré por él y estaré atento a sus
gestiones de gobierno. Véase como se vea este país cambió y espero que Capriles
en el ejercicio del poder así lo comprenda. Espero que Capriles muestre
carácter, escoja bien a sus cercanos y sepa dar acogida a las nuevas ideas
mediante un gobierno alejado de élites agotadas que sólo tienen como objetivo
salir de Chávez y recuperar detestables privilegios, cuando el objetivo
verdadero es edificar lo que he llamado una república de ciudadanos, una
democracia del siglo XXI y una sociedad del conocimiento, todo bajo un claro
concepto de socieconomía y de justicia social.
Si el día de mañana debo ejercer la oposición a
Capriles no por ello me arrepentiré de esta decisión. Los términos de la cruda
realidad obligan.
Este país no aceptaría una restauración. Capriles ha
hablado insistentemente del futuro. Para recordárselo con la vehemencia debida
estará siempre este que hoy le otorga su voto. Pero más dentro de la realpolitik aún, estará un país que hoy
es otro.
Comentarios
Publicar un comentario