El día antes, el día durante y el día después




Teódulo López Meléndez

Así termino, pero también empiezo… pero la batalla por volver a la libertad es constante e imperecedera y el señalamiento de los errores y omisiones sólo debe servir para afincarnos en ella, para reponer la idea de la grandeza de espíritu y la de un país empoderado que no renuncia a otro futuro.

En política no se puede vivir permanentemente en el día antes sin consideración alguna a lo que sigue. Una discusión centrada en ir o no a votar en el bodrio preparado por la dictadura lo que ha mostrado es a un país anarquizado, sin rumbo y, sobre todo, sin dirección política. Ahora en un comunicado se dice que esa no era la disyuntiva, como si negar tuviese la consecuencia de inexistir.

Podemos aceptar la tendencia mayoritaria, o en cualquier caso llamarla inocultable, a no participar en este proceso. La lista de trapisondas fraudulentas, o las circunstancias externas  e internas, es más que obvia para andar repitiéndola, pero, sin embargo, de ella han vivido los comunicados sonoros, llenos de lugares comunes y de machaque cortoplacista, centrados en la falta de política y en la ausencia de estrategia, como todos, incluidos los de algún partido, los de algunas “fuerzas vivas” y el de la propia MUD.

La discusión de votar o no votar nunca debió haber sido el eje y ese fue. Había, en una sana estrategia de prevención, que montarse sobre otro orden, uno que pasaba por un intento muy serio de unificación del país, de estructuración de una unidad superior. Ese paso no se dio por mezquindad, por la prevalencia de los egoísmos y, digámoslo, con meridiana claridad, por no perder la función de hegemones los partidos de la MUD, función que conservan por considerarla erróneamente la única de supervivencia.

Luego de eso había que escoger un candidato único. Esa versión con la cual se llenan la boca, la del alegato que tenía que ser por primarias por ser el más democrático de los métodos y que fue saboteado por costoso y para evitar heridas, hay que colocarlo en la bolsa de los políticos que de verborrea saben pero que no aguantan una lupa. En cualquier caso, un candidato debía serlo del país reunificado, nunca de unas siglas ya agotadas en el imaginario colectivo como MUD, puesto que no hubiese despertado ni a la bella durmiente ni a la Alicia en el país de las maravillas que se preguntaba por qué allí sólo había un día al mismo tiempo.

Hay que agregar que faltó una oferta de país, pues no bastan los análisis económicos que señalan el control de cambio o la destrucción de nuestra moneda, sino un planteamiento de reorganización social que establezca claramente la protección a los más necesitados hasta lograr la superación de la pobreza y el establecimiento de un nuevo orden democrático. Esta oposición lo que transmitió con sus altercados es que en el poder se dedicarían a pelearse hasta por un portero de ministerio, aunque ahora anuncien presentarán un programa común.

Escoger un candidato único no significaba, en modo alguno, una decisión de ir a la elección fraudulenta. Ambos pasos previos lo que significaban era una unificación nacional cuyos efectos no podían descartarse como el surgimiento de una voluntad de tal magnitud capaz de aplastar todas las consideraciones obvias. Y en cualquier caso, como lo dije en las redes sociales, hasta para no ir a una elección presidencial hay que tener un candidato que no vaya. Y, por si faltase un argumento, para tenerlo hay que recordar que el efecto para el fraudulento que pretende investirse de otro período podría ser tan demoledor que otra contienda, esta sí limpia, se asomase en el horizonte.

Ahora se nos dice, en un trastoque total del orden estratégico, que se constituirá un Frente Amplio, cuando la resulta –no ir al proceso viciado- ha debido ser consecuencia de esa Unidad Superior previa. Ahora se nos dice que se buscarán las condiciones para unas elecciones libres, sin tener un liderazgo firme que ha debido encarnarse en un candidato presidencial de consenso. Dónde irán a buscar tales condiciones es algo que aparece en las sombras o en el etéreo de lo indefinido. Sin respeto al orden estratégico esas “limpias” parecen ahora un abochornamiento de primavera.

Se trataba, y se trata, de producir un quiebre, de quebrar la cúpula desgobernante. Aun así debemos recordar, por experiencia histórica, que una alianza como la que hemos descrito puede ser muy eficaz para lograr quebrar, pero muy ineficiente para un logro común, pues las divisiones surgen y la inestabilidad se asoma. Es lo que en ciencia política hemos denominado la “coalición negativa”.   Si mencionamos el caso es para resaltar que en cualquier acción política  hay que andar muy adelante  en los efectos, mención perdida en un país donde los dirigentes no ven más allá de sus narices. Uno donde es obvio que las causas ciertas de las decisiones se tomaron por la incapacidad de elegir un candidato único, no porque las circunstancias fuesen como son. Un país donde la negativa del “señalado” llega por vía de la torcedura: el corresponsal de Reuter se consiguió a un empleado del señor que contó le habían preguntado y este había respondido que no había condiciones. Permítanme señalar tal procedimiento como una falta de respeto.

El día antes ha estado manchado. Lo he resumido diciendo que eso llamado grandeza de espíritu brilla y brillará por su ausencia. Debe ser una concesión de mi parte, pues dudo se tenga claro en que consiste.

Habrá un día durante, sobre el cual la posibilidad posible es la de la ausencia, esto es, no salir de las casas, dejar las calles en soledad total para poner aún más de relieve la falsificación de las cifras que serán ofrecidas.

Al día durante le sigue el día siguiente y ese día veremos la celebración del dictador por haber sido reelegido y frente a ella seguirá un país sin convicción y abochornado. Estaremos esperando a la “comunidad internacional” que condenará y a un régimen que habrá sopesado cómo mantenerse en el aislamiento. Dependeremos de otros, de los terceros, de la evanescencia mundial, de las condenas grandilocuentes y el régimen apretará los tornillos, ya identificado, hasta la represión descarada e ilimitada, impúdica. Habrá The day after, para usar un anglicismo que conectará a los cortos de mira con el “imperio”, aunque la verdad sea que la expresión “un día después” está en nuestro idioma desde Boscán y Góngora, es decir, desde hace siglos, solo que la clase política aún no lo concreta en estrategia. Dedicarse ahora a construir un Frente Amplio suena muy loable, y ojalá se logre, quizás con más velocidad que la que emplearon en emitir un comunicado, pero la batalla por volver a la libertad es constante e imperecedera y el señalamiento de los errores y omisiones sólo debe servir para afincarnos en ella, para reponer la idea de la grandeza de espíritu y la de un país empoderado que no renuncia a otro futuro.


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