El continuo de la degradación

Teódulo López Meléndez
Para esta fecha todo indica un agravamiento de la situación del país, uno progresivo como hasta ahora, pero uno que puede dar saltos cuantitativos y cualitativos. Cuando hablo de ello me refiero a los venezolanos, a su cotidianeidad, a un día a día preñado de sobresaltos y de carencias, todo enmarcado, obvio, en un cuadro político de cegatos irresponsables. 

El elemento clave de este último se llama elección parlamentaria, pues continúa degradándose. Se gira sobre ella desde el ángulo de la miseria, en ningún caso como el de asimiento de una posibilidad de apertura de las ventanas a la entrada de aire a una población con serios problemas respiratorios. El oficialismo juega mezquino, como es su hábito, pensando sólo en liquidar de una vez lo del “gobierno interino”, y obviando el inmenso daño que se causa a sí mismo cada vez que cruje cuando se le plantea el aplazamiento electoral. El oficialismo ha llegado a tal grado de torpeza que se asume como el más respetuoso de la Constitución, cuando la viola a voluntad. En su tanteo de las paredes pierde todo lo que le interesa de la elección, lo que no puede celebrarse puesto que los efectos dañinos sobre el futuro inmediato del país van a ser muy graves. 

Por su parte, el gobierno que es oposición parece interesado sólo en su prolongación, en su estar, Niega la elección, pero no es capaz de elaborar. No se les ocurre nada. Para poner un ejemplo, insiste en una supuesta consulta virtual y no se dan cuenta que el mecanismo existe y creen que con la abstención basta, premisa que está demostrada como falsa. Podría ocurrírseles, -sólo como ejemplo, no la estoy auspiciando- llamar a una votación masiva en nulo. O sumarse a la solicitud de aplazamiento, pero no se dan cuenta que si ese objetivo se lograse el mazo de cartas se barajaría de nuevo. 

Los que decidieron de entrada participar guardan silencio, creen que serán la nueva oposición, la única y real, la sustituta del llamado G4 y se dedican, en exclusividad, a hablar bien de la participación electoral. No perciben la persistente degradación de esa elección una que, si se aplaza, podría tener una posibilidad de algo más profundo y determinante: el bien del país, uno ya incapaz de plantarse frente al continuo. 

@tlopezmelendez

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