La dispersión





Teódulo López Meléndez

No se trata en este texto de la dolorosa marcha de millones de nuestros compatriotas. Hay otra diáspora que dudamos en llamar de la sindéresis, aunque la palabra aquelarre nos asalte.

Se acusa a un dirigente político de haber planteado que él debe ser candidato presidencial cuando las realidades muestran que tal escenario no existe y que si es un político lo sabe. Se gira sobre las mismas acusaciones de siempre, como gente que pretende llegar a una “convivencia” o de crisis internas en algún frente que, de existir, serían perfectamente comprensibles. Sólo elenco parcialmente para mostrar una opinión pública que dejó de serlo y vuela sobre los hábitos de las ramas, incapaz de discernir.

Se desoyen las observaciones de quien realmente tiene el poder. Aquí lo que realmente está planteado es la realización de las elecciones parlamentarias, unas peligrosas hasta para el poder, pero convenientes a la hora de los balances. Aquella mayoría, de la cual aún se evoca la legitimidad, provino de un sistema electoral adecuado para el PSUV y que se le volteó, pero si alguna concesión harán a quienes con ellos “dialogan” será el retorno de la representación proporcional de las minorías. Va a salir de allí una Asamblea Nacional profundamente fraccionada, sin mayorías claras y entonces los entendimientos obligados volverán a la luz del día.

Un rápido repaso por la realidad latinoamericana muestra este fraccionamiento resultante. Recordamos por ejemplo a Perú, luego de la polémica decisión de disolución del Parlamento ante la obstrucción. Son esfinges que se hunden al quedar su enigma solucionado, me parece recordar en una expresión de Heinrich Heine. Las circunstancias son las circunstancias y los entramados especulativos sólo responden a la necesidad de espectáculo, como por ejemplo hablar de bonos y de dinero para “justificar” ante los lectores una supuesta acción antiunitaria.

Vendrán las elecciones parlamentarias y seguramente asistiremos al espectáculo de “ir o no ir, ese es el dilema”, admisible en cuanto somos repetitivos, o “no se puede ir a elecciones con este régimen”, pero, como decía de las circunstancias, pasa que ellas dan las diferencias. O quizás con Hegel pudiéramos decir que los tiempos felices son páginas en blanco.

@tlopezmelendez

Artículo en el diario El Universal (Miércoles 20 de mayo 2020)

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