Poshumanismo




Teódulo López Meléndez

Hemos hablado de un cambio de paradigmas que constituye, cierto es, una exigencia de cambio en las disposiciones subjetivas capaces de alterar el vector político. Ello se refiere a que la descreencia se transforme en la convicción de crear realidad desde el pensamiento y desde un ejercicio colectivo de la inteligencia.

No hay una conciencia político-filosófica de la posmodernidad. Hasta el último momento del siglo XX vivimos la obviedad de la crisis del constitucionalismo, del estado-nación y del pensamiento político clásico, sin que se produjese una multiplicad de miradas a los eventuales nuevos órdenes que por fuerza surgirían. Algunos llegan a plantear si los hombres sólo pasarán a ser un material necesario a una construcción tecnopolítica. Un antihumanismo creciente podría inducir en ese sentido.
Hemos tenido grandes avances en la informática, la tecnología espacial o la biología y en una creciente demanda a favor de los derechos de las minorías. Desciframiento del mapa genético, celulares con 3G, GPS y WiFi o la manipulación de embriones, pero la política ha planteado retos que no han sido abordados con pensamiento complejo capaz de trazar coordenadas en este momento de la historia y de la cultura universal. Ha faltado, diría, la razón poética, esto es, la posibilidad de soñar las nuevas formas de organización comunitaria del hombre desde la luz de la conciencia hasta la creación de un cuerpo especular, lo que se llamaría la función imaginante.

La proclamación de la victoria de la técnica, la falta de sentido como nuevo sentido y la prevalencia del pensamiento débil debe ser contrarrestada con el fuerte resurgir del pensamiento. Es una caída vertical que venimos sufriendo desde más allá de esta década que termina en zona oscura. Si el ciudadano de este siglo deja de padecer como víctima y se decide a realizar las nuevas formas son bastantes probables los nuevos surgimientos, en especial en la política y en las ideas que deben envolverla.

La disutopía en que estamos envueltos abre las espitas para el pensamiento y las nuevas prácticas sociales. Hay que convencerse de que el pasado ha perdido su función, a no ser el propio de un muestrario de los caminos que nos condujeron hasta la situación presente.


Artículo en el diario El Universal (Miércoles 10 de abril 2019)

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