De cuando Internet no libera





Teódulo López Meléndez

En la comunicación reposa buena parte del hecho globalizador. Sobre ella,  y a través de ella, se interconectan las culturas, se alza como un corte transversal sobre todos los aspectos y en el eje fundamental de la proyección social. La posibilidad de ejercicio de las modernas técnicas compartimenta las audiencias, en una compactación que, paradójicamente, comienza con una ruptura de la homogeneización y se hace múltiple para luego converger en lo que hemos denominado una sociedad de multitudes.

Como todo estudio de la comunicación, esta que se ha asomado, tiene que ser abordada de una multiplicidad de ángulos partiendo de los modelos epistémicos de la postmodernidad que son muchos y variados: neocomunidades, el poder de las ciudades, multiculturalidad, identidad, conformación psicológica, etc, algunos de los cuales ya hemos abordado.
  
Debemos, los que pretendemos influir sobre la construcción de una nueva realidad, montarnos sobre temas como la articulación colectiva, la restauración de un tejido social derruido y en el reforzamiento de la solidaridad y el intercambio entre la multiplicidad de los nuevos focos de poder ciudadano.
  
El asunto fundamental para estudiar la comunicación del nuevo mundo es volver al hombre como fuente de conocimiento. Hay que abordar temas como el intercambio simbólico o los problemas del sentido. Debe afrontarse la teoría de la comunicación con un episteme diferente al de la era que termina.

El nuevo mundo está naciendo en medio de serias injusticias. La comunicación es la panacea para la conformación de nuevas mentalidades. Son necesarios nuevos marcos éticos, bajo nuevas formas políticas y con nuevos grados de conciencia.
  
La única manera de salir del “no me doy cuenta” es mediante la comunicación. La reconfiguración del orden físico y espiritual ha estado asociada a los medios de comunicarse. Muchos de esos medios inventados por el hombre han contribuido a su alienación.  

El intercambio de ideas se concreta en ideas nuevas que al anunciar salidas novedosas reducen la incertidumbre. Por supuesto que los medios tecnológicos de hoy son la clave, pero la invención humana no terminará y aparecerán nuevas maneras. Hoy debemos ocuparnos de las disponibles, sistemas, herramientas, software, redes, bases de datos. Son herramientas, el desafío está en que permiten conformar sociedades del conocimiento donde el mundo pasa a centrarse en el capital humano. Los llamados medios de comunicación de masas emiten el mismo mensaje, en infinidad de casos manipulado de acuerdo a los intereses del emisor, esto es, en el fondo medios impersonales, mientras ahora la comunicación es personalizada y permite la interacción. En Internet caben todos los medios que hemos conocido, por lo que se convierte en algo más que un medio en sí, dado que universaliza el conocimiento, impide la manipulación en mucho mayor grado que la que se produce en los massmedias, integra y personaliza. Debemos admitir que en países como Venezuela la tecnología se toma como juguete y no como elemento de liberación.

Los parámetros sociales son ya parámetros comunicativos. El periodismo se origina en el acontecimiento que se torna informativo al ser incorporado al discurso del medio. Los medios ordenan la importancia, pero están perdiendo esa capacidad. Ahora la interrelación detecta cuando una noticia es ocultada de manera intencional.
  
En la red se pueden utilizar toda clase de recursos, es obvio, pero la diferencia estriba en que no es estática y además rompe el carácter lineal de la comprensión y rompe el carácter inamovible del texto. Los roles se han invertido, pues es el receptor el que dirige el discurso y no el emisor. Con Internet la sociedad reclama su cualidad de productora y hace perder a la llamada sociedad mediática su monopolio. Además, productor y receptor pueden ser el mismo sujeto. Ahora enfrentamos un proceso reconstructivo de la realidad, uno que no encontramos en las redes sociales de algunos países más bien sometidas a una falsificación de estrellas mediáticas y de aventureros de toda laya.
  



Comentarios